Ungida en el bálsamo de una belleza decadente,
hija de un hervor palpable del pasado
despierta una ciudad de andar destartalado
desperezándose mediterráneamente.
Afable fortaleza es el presente
que nos entrega un mar turbulento o calmado
– más o menos sereno, más o menos demente…
Y en ese sur suave y turgente
de roca caliente y rostro tostado
al sosiego invita la luna creciente.
Fervor isleño que como un accidente
dibuja en su agua un sueño acristalado,
y tras su relieve un atardecer anaranjado
anuncia la llegada de la noche argente.
Lee el poema «Malta» de @dominguezireig
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