El día menos pensado

No soy mucho de escribir sin rima
ni de dar a mis versos ritmos inconstantes.
Pero pienso que a veces
tal vez
quizás,
cuando el fondo acecha como un filo inquebrantable
desborda la forma
que se rompe
agoniza
muere.

Hoy es de esos días en que,
sin verlo venir,
en la placidez nocturna,
me embiste el repicar de la nostalgia.
Inmisericorde.

Las dudas sobre el por qué.
El temido y si.

Duele más el error no ejecutado
que el acaecido.
El preguntarte qué hubiera pasado
si el valor te hubiera permitido
saltar por la ventana.

Pero no.
Decidiste bajar las persianas,
refugiarte en tu torre de marfil
y no dejar entrar a los pájaros.

No sabrás nunca si eran ruiseñores
o cuervos.

Miras el rostro que el espejo te devuelve
como si fuera el de un extraño,
como si los surcos de tu cara
fueran de otra cara
y la tristeza de tus ojos
fuera de otros ojos.

Y allí, en tu soledad – que es mi soledad-,
en tu soledad, repito,
esperas sin remedio el arrancar del calendario.

Lee «El día menos pensado» de @dominguezireig

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