Crítica literaria

Puede sonar a cliché, pero la combinación de libro y vino no se puede batir fácilmente. Leer te permite vivir experiencias que no están a tu alcance, pisar caminos que no andarás, dialogar con personas que no conocerás, y darte una vuelta por tiempos que ya fueron, o que no han sido aún. Un libro es un fajo de papeles, de acuerdo, pero es también el martillo con que romper las paredes que te rodean. Es un puente encima del barranco.

Es por eso que pocas cosas me gustan tanto como hablar de los libros que leo, discutir sobre lo que me han enseñado y, si los leo en formato físico, circularlos para repartir el privilegio de la aventura pasada. Y eso te une un poco más a la persona que tienes delante. Creas un vínculo nuevo, una complicidad inesperada.

Ojalá esta sección me permita compartir esta experiencia con vosotros y vosotras. Qué bonito sería si, leyendo las entradas que tenéis abajo, os diera por compartir cómo habeís vivido tal o cual libro (porque los libros no se leen; se viven), y en esa experiencia convergente o dispar, encontremos un nexo nuevo.

Poco a poco iré llenando esta sección. Poco a poco porque, para expresar la marca que un libro ha dejado en ti, debes saborearlo lento y descubrir su regusto, y así luego compartir de la forma más precisa posible cómo te ha cambiado.