Tiniebla y lumbre

Se nos abalanza el fuego
aunque no es la vez primera,
y esta lid por la bandera
que empapa el cielo europeo
alza un nuevo coliseo
para la ocasión tercera.

Qué desgracia verdadera
este ingrato mausoleo,
en todas las caras leo
temor, pesadumbre y pena;
una oscuridad se estrena
que nos envuelve con miedo
y la esperanza que pierdo
con su frío la cercena.

Se alzan las pesadillas
que yacían en su siesta,
nos alcanzan de puntillas
como una justicia tuerta
y pronto tu única puerta
será vivir de cuclillas
o perecer de alma honesta.

Pero nuestra luz aún brilla
aunque no intuyas su testa,
y es lo único que nos resta:
resistir la alcantarilla.

Como la luna amarilla
la lumbre también despierta.

Lee «Tiniebla y lumbre» de @dominguezireig

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Qué pena, señor

¿Dónde aprendió, señor, que al que le falta
también ha de faltarle usted al respeto?
Sepa que un trato humano tan escueto
dice mucho peor de al que le basta.

¿Quién le dijo, señor, que al que entrega
a nuestra patria todo con decoro
solo le debe usted el grito, el lloro
porque le hayan parido en otra tierra?

¿Cómo creyó, señor, que una hembra
que pudo ser la que le diera vida
merece el trato de su voz crecida?
Guárdese cuando recoja el que siembra.

¿Por qué pensó, señor, que el que ama
distinto a como usted no ha de sentarse
a su lado, como si no fiarse
pudiera decidirse en la cama?

¿Cuándo intuyó, señor, si es creyente
que no podía tener por hermano
a un compatriota sin afán cristiano?
El Padre da cobijo al diferente.

Qué pena, señor, el dolor demente
que causa usted con ese odio vano;
tras ese manto de delirio ufano
existe un mundo que no va a estar siempre.

Aproveche: aún no es tarde.
Aún no es tarde: aproveche.

Lee «Qué pena, señor» de @dominguezireig

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