Se nos abalanza el fuego
aunque no es la vez primera,
y esta lid por la bandera
que empapa el cielo europeo
alza un nuevo coliseo
para la ocasión tercera.
Qué desgracia verdadera
este ingrato mausoleo,
en todas las caras leo
temor, pesadumbre y pena;
una oscuridad se estrena
que nos envuelve con miedo
y la esperanza que pierdo
con su frío la cercena.
Se alzan las pesadillas
que yacían en su siesta,
nos alcanzan de puntillas
como una justicia tuerta
y pronto tu única puerta
será vivir de cuclillas
o perecer de alma honesta.
Pero nuestra luz aún brilla
aunque no intuyas su testa,
y es lo único que nos resta:
resistir la alcantarilla.
Como la luna amarilla
la lumbre también despierta.
Lee «Tiniebla y lumbre» de @dominguezireig
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