La pared blanca

Me apresa una pared blanca
con sus fantasmas que gritan
que la noche no se acaba.

Que mire donde yo mire,
donde vaya mi mirada
aunque la alce al azul cielo
solo veo esa muralla

-y la murallita tiene
el blanco color del alba.

Cada día es el mismo
que ayer la noche ocultaba
y al abrir yo mis ojos
un mismo color me llama

-aquel color blanco roto
de esta celda nevada.

Unas navajas ardientes
me pasean las entrañas
pero han embarrancado
en mi propia telaraña

-incluso ellas se han rendido
a esta mazmorra blanca.

Olvidé cómo era el sol
y la noche que lo guarda.

Lee «La Pared Blanca» de @dominguezireig

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Ausencia

Perdona, estuve ausente
perdido entre los pliegues de la vida;
anduve laberintos grises
y calles de final angosto
sin dar con una puerta de salida.

Estaba pero me metí dentro,
dentro del caparazón que me recubre,
un abrigo que protege el frío
de la lumbre cálida y hermosa que hay afuera.

Me disculpo, porque soy así a veces:
lejano y cenizo,
ácido y obtuso
cuando cicatriza en mí la noche.

Azabache me volví
porque negra era mi sangre.
Por eso me hice sombra
e intenté circunvalarte de puntillas.

Hoy sigo enterrado entre la arena
pero encontré algo de mar en la distancia
para navegar hacia esa orilla
y atracar ya de regreso.

Me quedaré un rato más en cubierta
pero ya pronto estoy conmigo.